Nada, pero nada, existe en Tierra del Fuego que no hayamos discutido, argumentado, sentido sobre Malvinas. No obstante, entre el chocolate caliente y las tortas fritas, el himno y los relatos, alguien se acercó para decir “Tengo algo que sumar”. Walther Taborda es un reconocido artista historietista Argentino. Trabajó para las principales editoriales del mundo, es aclamado por sus pares y hasta un referente en el comic nacional. En esta ocasión este hombre de 50 años estaba en Ushuaia para presentar su libro “Malvinas, el cielo es de los Halcones” que es la edición en español del éxito de 2010 elaborado para el mercado Francés “Malouines, le Ciel appartient aux Faucons”. La publicación narra las hazañas de los pilotos argentinos en las islas, desde la perspectiva gráfica del comic, se presentaba en Ushuaia en vísperas del 2 de abril, Día de los veteranos y caídos en Malvinas.
Por Marcos Sebastián Ortiz / Fotos: Leila Martínez
Todo el mundo se aprestaba a formar parte de una nueva vigilia. Extrañamente para la época del año el clima estaba ideal para estar al aire libre, aunque con algo de frío y con la constante amenaza de poder cambiar en cualquier momento. Para responder a esto, según sea el caso, las típicas fogatas fueron siempre de las “atracciones” más visitadas en el parque de la memoria. Las prácticas del pueblo son las de siempre en estas fechas, llegar, conversar, tomar chocolate caliente, hacer la fila para obtener el chocolate, esperar a las doce, cantar los himnos, gritar viva la patria y responder viva. Pero en el medio, hay algo que crece y es el convencimiento de que el pueblo malvinero quiere seguir persiguiendo la recuperación, el reconocimiento legítimo de soberanía, de que las Islas vuelvan a ser parte de Ushuaia (Capital de Malvinas), de Tierra del Fuego y por supuesto, argentinas.
A pesar del dolor de recordar a los caídos, de la tristeza de no poder avanzar en la renovación de una discusión diplomática, en este confín de la patria, donde estas fechas son sagradas, la gente sonríe, con respeto sí, disfruta de encontrarse. Los pibes chicos felices de correr y de quedarse hasta altas horas, los pibes más grandes de verse con otros pibes y conversar, los pibes viejos de hablar de política y la situación nada relajada de la provincia.
Entre toda la ebullición, Walther Taborda pudo encontrarse con VaV en un lugar apartado, luego de que estuvo todo el día de su hablando de su trabajo, de la guerra, de su experiencia como artista.
-¿Cómo es trabajar desde el arte comic, una herida tan grande que significó la guerra para nuestro país?
-Hay diferentes maneras de hacer arte, generalmente el artista comercial pretende que su obra llegue a la mayor cantidad posible de consumidores, pero a su vez hay veces que los artistas comerciales tienen la suerte de trabajar de algo que los llena. Con esto quiero decir, por ejemplo, yo soy un dibujante comercial, a veces me llaman de diferentes países para hacer tal o cual serie y acepto o no, a veces son de temáticas totalmente ajenas a mi esencia a mi quehacer, pero yo soy profesional entonces lo hago, y eso me gratifica en cierta manera porque soy dibujante y me llaman para dibujar. No obstante hay momentos que cuando el dibujante, como es un ser pensante, sensible, emotivo, tiene la suerte de trabajar desde la emotividad con cosas que realmente le importan y tienen que ver con su corazón y con su esencia humana. Entonces, yo siempre estuve pendiente que esta faceta no tiene que ser absorbida o eliminada por el dibujante comercial. Con el tema de Malvinas en particular, yo siempre lo viví de forma muy latente porque fue la guerra que viví siendo adolecente, y bueno, no hay mucho que explicar, hay gente que considera Malvinas como algo que nos conforma y tiene que ver con lo que somos. Yo nunca deje de pensar que mi trabajo tenía que tener un rol activo acerca de las cosas que realmente me importaban, y Malvinas es, si no lo que más me importa, podríamos decir “casi” lo que más me importa.
-¿Cómo manejas tu relación con los personajes teniendo en cuenta que provienen de relatos reales?
-Desde la emoción sin dudas. Porque vos te pones a leer relatos narrados, desde primera persona , de muchos de esos sucesos y son emotivos, ósea, es emotivo enterarte que por ejemplo un piloto deja a su hijo en la panza de su mujer y se va a la guerra. Un piloto de combate que es la elite, es lo mejor de lo mejor que podes encontrar dentro de cualquier fuerza, no cualquiera se sube a un avión de combate, son la elite justamente, los más preparados, los más especiales y bueno, cumplen con su deber y se dan cuenta que el enemigo es más poderoso en tecnología que él, y esto le hace pensar que quizá no va a volver, y toda la esencia de su ser debe pedir poder regresar para conocer a ese hijo. Cuántos chicos nacieron sabiendo que sus padres dieron la vida en ese conflicto y tienen una imagen muy fuerte de un padre que jamás vieron. Entonces, ese pequeño detalle, ese pequeño ejemplo es el que te moviliza de una manera muy importante. Cuando se logra superar esa barrera negativa sobre situaciones injustas de la guerra, sobre soldados que parecían llorosos estaqueados y los oficiales unos hijos de puta que comían cordero, cuando mucha gente se cree eso el sentimiento que generas no es justamente el que te hace contar una historia positiva o una historia para construir. Pero cuando vos comenzás a averiguar que esos soldaditos tenían unas pelotas enormes, que muchos de ellos tenían un entrenamiento que terminaron de perfeccionar en las islas porque peleaban para salvar sus vidas y las de sus compañeros. Te enteras historias de ingleses que escuchaban, en medio de los cañoneos, como los soldados Argentinos cantaban la canción del ejército o la canción de la brigada, o cuando vos lees de tantos soldados que pelearon de igual a igual con guerreros profesionales, dejando todo. Bueno, son estas cosas las que te tienen que movilizar, la emoción o el sentimiento de admiración, de tributo y por sobretodo yo quiero poner mi granito de arena para que el tema Malvinas siga estando vigente. Yo sé que estos libros ahora están en las vidrieras de librerías y vos de alguna manera mostrás, por medio del arte, algo aunque sea mínimo de Malvinas.
-¿Cómo crees que tu trabajo puede contribuir, desde tu lugar de artista, a fortalecer el reclamo de soberanía?
-Yo me conformo con que hoy hay un libro (“Malvinas, el cielo es de los Halcones”) que antes no estaba, un libro que abre una pequeña rendija en una puerta para que chicos lleguen a una librería y de repente en vez de agarrar un Spiderman, agarren el mío. Yo siento que lo que ya hice es importante, aportando a que un chico, o un chico no tan chico, preste atención a algo que por ahí no le hubiese importado si ese libro no hubiese estado ahí físicamente.
-Siendo que el universo semántico de tu libro está basado de alguna manera en el sur, en Malvinas. ¿Qué representa para vos venir a presentarlo aquí en Tierra del Fuego, la provincia de la que forman parte las islas?
-Yo sentí una energía acá, acá se siente en la piel. Yo sabía dónde venía, yo sé muy bien que Malvinas es el territorio que ustedes no pueden visitar y es de ustedes. Es la provincia que está cortada y que ustedes si quieren ir tienen que pedir permiso “al gringo”, como yo digo, y ojalá que mis nietos puedan algún día pisar Malvinas sin presentar el pasaporte y pedir permiso. No sé de qué manera, no quiero más guerra, nadie quiere guerra, obviamente todos hubiésemos querido haber llegado a un mejor resultado en la disputa, una capitulación honorable, a un empate. Yo siento el sentimiento “Malvinero” acá muy fuerte, es como un latido, que alguien estando acá se da cuenta, yo lo percibí, yo sé que ustedes (los fueguinos) sienten que les falta un pedazo, y miran hacia allá y a lo mejor la ven, yo sentí eso, y cuando llegué también miré hacia allá a ver si lo veían.
Finalmente, luego de la entrevista, el artista continuó disfrutando de la vigilia del 1º de abril. Se fue vistiendo su campera Alfa con parches de aviación, de la Fuerza Aérea, un regalo de su tío. Aún a 34 años de la gesta de Malvinas, hay todo un cuerpo multidisciplinario (el Pueblo) que se expresa y refuerza el ejercicio de la soberanía. Un libro, un comic, un tema de rock and roll, un dibujo, una canción de cancha, todo es expresión de lo mismo, de la inclaudicable vocación de recuperar nuestras islas.