Con muy pocos aplausos, desde la planta de Cresta Roja, Mauricio Macri anunció que vetará la Ley AntiDespidos. En la puerta varios trabajadores denunciaron que aún no fueron reincorporados y se sumó una protesta de Judiciales de Lomas de Zamora, como parte de la saga de conflictividad social en ascenso.
Por Vanina Pasik
“Más libertad va a dar más progreso”, dijo el presidente Macri y explicó que confía en “la creatividad” y cree que es necesario crecer en “organización”. Libertad, es de mercado, capital privado y transnacional. Así se explica la política para fomentar el empleo joven, que en vez de subsidiar a los jóvenes, subsidia a una transnacional.
“McDonald’s se suma al plan ‘primer empleo’ y prevé la creación de 5.000 puestos para jóvenes”, titulaba en tono casi pornográfico la agencia oficial Télam. El trabajo que ofrece está por debajo del salario mínimo, vital y móvil. Esta sería “la política que tiene este gobierno” para “favorecer la empleabilidad de los más jóvenes, es una excelente noticia”, decía el ministro de Trabajo Jorge Triaca, al lado de Marquitos Peña. De los 4.500 pesos que le pagarán a los desdichados de entre 18 y 23 que no encuentren nada mejor, 1.000 se los pagará el Estado a la Empresa Transnacional, que no produce ningún producto, sólo un servicio, y que compite de forma desleal con la panchería familiar de algún argentino.
Es imposible saber a ciencia cierta cuántas personas perdieron su trabajo desde que asumió el nuevo gobierno. Hay puestos que se vienen perdiendo por el cambio en el rumbo de la economía, y otros por pura ideología, como el caso de los empleos públicos. A fines de diciembre los trabajadores echados del Centro Cultural Kirchner pintaron una bandera que decía: “Nuestro trabajo son tus derechos”. Muy por el contrario, hace tres días el diario La Nación fijó su postura con una nota: “Baja $2.800 millones el gasto del Estado por los despidos”, en la que Andrés Ibarra, ministro de Modernización, calcula que el monto equivaldría a unos 11.000 presuntos ñoquis del Poder Ejecutivo. Los despidos continúan, como los 800 del Renatea. Aunque también hay casos, como los Bancarios, que lograron la reincorporación de todos los despedidos y una aumento del 33%.
Con este panorama, el Congreso aprobó la Ley Antidespidos, sabiendo que el presidente Mauricio Macri la vetaría, lo antes posible. Incluso a Clarín se le escapó una nota diciendo que ayer por la mañana, Macri vetaría la ley desde Cresta Roja, cosa que no sucedió hasta hoy.
Unidad de los que luchan
Los centrales sindicales ya habían asegurado el 29 de abril, en el acto por el Día del Trabajador, que si la ley era vetada habría un Paro General. “Este acto va a ser una miniatura comparado con el que vamos a salir a defender esa ley. Si Mauricio Macri veta la ley antidespidos, que sepa que vamos a salir a las calles a pelear”, advirtió Hugo Yasky. Pablo Micheli agitó la bandera del paro en el mismo sentido. Antonio Caló le puso fecha a la Unidad de las centrales, para el 22 de agosto. Cerró Hugo Moyano. Abrió el acto Juan Carlos Smith, que leyó el documento consensuado ante los 350 mil asistentes al acto. “El gobierno tiene todas las facultades para vetar la ley antidespidos, pero también para cargar con el costo político que eso significa”, dijo a VaV ese día.
El Ministerio de Trabajo fue ayer escenario de conflictos simultáneos. Por la mañana los 280 trabajadores despedidos de esta misma cartera ingresaron al edificio y lo tomaron de forma pacífica con el objetivo de visibilizar el problema. Después del mediodía llegaron las columnas de más de tres cuadras de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y fueron recibidos por los despedidos que estaban con una Radio Abierta. “Unidad de los trabajadores”, cantaron. La CTEP reclama certezas sobre la continuidad de algunos programas, una silla en la mesa del Consejo del Salario y la apertura de una paritaria social.
Además ayer hubo fuego en una movilización de Estatales con reclamos para María Eugenia Vidal, en contra de la Ley de Emergencia Administrativa, que permite hacer contrataciones y licitaciones directas sin pasar por los organismos de control correspondientes, muy útil para ordenar las licitaciones con sus empresarios amigos. Los puntos de mayor conflicto son los artículos 25 y 26, que crean un nuevo régimen de contratación de la administración pública y a lo que denomina “Personal de Gabinete”, que autoriza a ministros y titulares de órganos descentralizados a contratar a una persona para que preste un servicio determinado que responda a una necesidad de carácter transitorio que “por su complejidad o especialización” no pueda ser cumplida por personal permanente. Es decir, flexibiliza las condiciones de contratación laboral.
El descontento se acumula, el nivel de organización de los de abajo es importante. Desde Barsil se busca reinstalar la desconfianza sobre “la política” en general, como si no hubiera un problema de fondo con las sociedades de consumo, el individualismo y la competencia capitalista. La política es la única herramienta que tienen los pueblos para mejorar sus condiciones de vida. Una generación empezó a militar sus ideas cuando vio que Fernando de la Rúa dejaba la Casa Rosada en helicóptero, porque se dio cuenta de que “el pueblo en la calle decide”. La historia reciente demostró que la indiferencia, que dejar a “la política” en manos de unos pocos, llevó al país a la quiebra. Néstor Kirchner entró a la Casa Rosada por la ventana, él siempre destacaba que tenía menos votos que desocupados. Tenacidad, unidad, inteligencia. No queda otra. La paciencia se va agotando.