(Por Gustavo Ramírez*) La apuesta parece ser a todo o nada y en esa frontera, difusa y anacrónica, los sindicatos resultan un estorbo. Lejos de ganarse voluntades, como el sentido común del progresismo anestesiado reproduce, el Gobierno de Macri propagó la ofensiva contra los gremios como un epidemia sin cura.
El objetivo es concreto, eliminar todas las redes de contención social para vulnerar derechos e imponer el mandato único de mercado financiero. Parece de perogrullo pero es lo que necesita el neoliberalismo. Pasó en Inglaterra con Thatcher a la cabeza y la histórica lucha de los trabajadores mineros. Una derrota que el Movimiento Obrero inglés pagó muy cara en su historia. Ocurrió en Estados Unidos con Reagan.
La restauración neoliberal en Argentina no necesariamente reproduce de manera idéntica aquellos períodos históricos. Sin embargo el impulso es similar. Destruir el campo sindical implica abonar el terreno con estructuras de negocios. Ello se traduce en ruptura y desplazamientos de convenios colectivos de trabajo, depredación del salario, pérdida de fuentes laborales, precarización.
Al mismo tiempo que se producía la intervención al Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas, el Grupo Clarín había cerrado un acuerdo de fusión con TELECOM, tal como señaló La Señal Medios. Esto le va permitir a la empresa mediática monopolizar, a partir del 1° de enero del 2018, el servicio “cuádruple play”. Es decir, gracias a las maniobras de desregulazación propiciada por Cambiemos, los usuarios quedarán presos con dicha compañía para poder adquirir telefonía fija y móvil, internet y televisión por cable. Sin contar que además, el Grupo, se ha quedado con la televización del fútbol. Un negocio redondo donde todo cierra.
Omar Plaini combatió a Clarín y sus imposiciones desde siempre. No hay batallas chicas en ese sentido. El grupo empresarial es el principal operador mediático a favor del gobierno neoliberal. Un aliado estratégico e imprescindible para un Cambiemos que necesita ocultar su canibalismo social. Curiosamente desde TN y Canal Trece, medios del Grupo, se inició la campaña anti sindical. Allí se profundizó cuando el servil Nicolás Wiñazki, empleado de Magnetto, demonizaba a Roberto Baradel, Secretario General de SUTEBA, en un operación repulsiva y nauseabunda.
Macri, en tal sentido, no escatimó recursos para afectar al sindicalismo. Su policía, también la de la Ciudad, reprimió a los docentes en Plaza Congreso. Días atrás el “servil” Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad, mandó a reprimir una protesta de Movimientos Sociales en Avenida 9 de Julio, lo que representó una escalada represiva en el plan del Ejecutivo. No obstante el Presidente insistió en hablar de mafias al mencionar a los sindicatos.
No debe sorprender que la estructura de negocios demande intervenir y atacar a los gremios. Durante el conflicto de los trabajadores bancarios el principal lobby contra la negociación paritaria lo ejerció el HSBC. Una entidad bancaria que ronda constantemente el universo oscuro de las finanzas. No es la primera vez que Macri recurre a satisfacer las demandas del banco. Lo hizo cuando ocurrió el incendio intencional de Iron Mountain donde diez personas perdieron la vida. Allí se perdieron documentos vitales para diversas investigaciones y el actual Presidente actuó como operador para que todo quedara en una trágica noticia.
Las diatribas moralizantes no se llevan de la mano con los negocios. Es sólo parte del montaje escenográfico para distraer a esa abstracción social que se conoce como “opinión pública”. Detrás de ese telón fantasmagórico se oculta el verdadero entramado neoliberal. Por estas horas el Ministerio de Trabajo prepara, junto a un grupo de abogados afines, un proyecto de ley sobre para reformar el sistema previsional en Argentina.
Mientras tanto ciento de miles de trabajadores pierden salario, a través de la constante e insufrible devaluación y el crónico proceso inflacionario. En tanto otros miles y miles de empleados pierden sus puestos de trabajo. La situación, edulcorada y transmutada por los operadores mediáticos serviles, es crítica.
Por estas horas el conjunto del Movimiento Obrero evalúa diversas medidas a seguir como reacción a una avanzada que no se detendrá en Canillitas. Más allá de lo que resulte del movimiento sindical es imprescindible que la respuesta sea política. El arco opositor no puede seguir atornillado a los ejes de campaña. Es necesario que rompan el molde. Los sindicatos lo hacen, en mayor o menor medida, desde el inicio mismo de la restauración neoliberal y por eso son violentados sistemáticamente. Ya es hora de abrir los ojos.
* Director Periodístico AGN Prensa. Periodista: La Señal Medios / Radio Gráfica / AM 1010 Onda Latina: Palabra Sindical