Hace 42 años el pueblo argentino lloró como nunca en su vida. Ernesto “el Indio” Paillalef fue uno de esos tantos millones sin consuelo. Las venidas en caravanas desde Córdoba, los compañeros de armas y los dolores de juventud, no pudieron contener “un llanto de corazón”. El primero de Julio de 1974 pasaba a la inmortalidad Juan Domingo Perón.
En la campaña del “Luche y vuelve”, en 1973, Héctor “el tío” Cámpora visitó la Ciudad de Córdoba y Ernesto “Indio” Paillalef fue uno de los tantos jóvenes encargados de su seguridad en el Hotel Crillón. Era una tarde aburrida, esperaba en un pasillo, y un grito lo desconcentró de su tarea militante. Juan Carlos “el gallego” Rodríguez, uno de los cóndores de Malvinas, le pegó un grito como introducción para luego fundirse en un abrazo. Se conocían de los días de encierro en la cárcel de Villa Devoto. Tras algunas palabras, en cuestión de segundos, pasaron a una desconfianza latente pero oculta. El “Gallego” era seguridad de José Ignacio Rucci (Secretario General de la CGT), y el “Indio” era Montonero. Luego de los efusivos apretones, fueron a charlar con el entonces Secretario General de la CGT.
“Entramos a la habitación, el Gallego con su escopeta, y empezamos a conversar con Rucci. Le agradecí por el compromiso que había tenido con los presos cuando estábamos en la cárcel de Villa Devoto. Esa es una parte de la historia que no se contó mucho. Y también le pedí otras cosas. Nunca más lo ví al Gallego, pero es probable que haya estado en el Puente 12, en Ezeiza”, dice el Indio a más de 40 años de aquel terrible episodio. Y agrega “La UOM y las 62 Organizaciones, siempre colaboraron con ropa y comida para los presos de FAR y Montoneros”
Las fotos posteriores no fueron compatibles con la del Hotel Crillón. Por aquellos días, en Córdoba, comenzaba a gestarse una división en el Peronismo, que iba a tener puntos altos de enfrentamiento. La militancia revolucionaria tenía que “enfierrarse” para ir a militar a los barrios porque los enfrentamientos con el Peronismo tradicional- se niega Paillalef a utilizar el concepto de derecha- eran frecuentes. Una pintada, una volanteada, una reunión con vecinos, eran actividades que tenían que realizarse con medidas estrictas de seguridad. “A mí me buscaban, me querían cortar la cabeza”, recuerda el Indio.
Por otro lado, también puntualiza acerca de la unidad peronista y militante que hubo pese a todo. Jóvenes y viejos, resistentes y montoneros, sindicalistas y universitarios, marxistas y peronistas, y clase media y clases populares.“En nuestra militancia, nuestra organización, su crecimiento tenía que ver con sus aciertos, pero fundamentalmente por habernos metido en el profundo y ancho río del peronismo que volvía al Gobierno”.
Entre todos lucharon y volvieron. Primero con el “tío” Campora, y después con Perón. Así la primavera fue avanzando hasta llegar a Ezeiza: punto de inflexión.
-Siempre que paso por Retiro, se me viene la imagen: bajando del tren, junto a una columna impresionante de Córdoba. Ahí nomás, parábamos los micros de línea, los copábamos, y le decíamos al chofer: “a Ezeiza”.
-¿Y el chofer que decía?
-Estaba chocho de la vida
Entonces, el General murió
El 1 de Julio a las 14.25 el General Juan Domingo Perón se despidió para siempre. “Nosotros nos enteramos a la tarde y ya a la noche organizamos la marcha de antorchas en Córdoba y también empezamos a armar la movilización para ir a Capital”, dice El Indio. “Fue un día de lluvia. Fue muy doloroso todo. Vinimos sin banderas. Había largas colas, y nosotros nos quedamos encolumnados todo el día bajo la lluvia. No llegamos a entrar, nos fuimos a la noche. Lo lindo que ese día me puse de novio con la que fue la madre de mi primer hijo“. Un recuerdo y un legado imborrable.
En los días que duró el funeral de Juan Domingo Perón se tiraron 21 cañonazos de salva. 135 mil personas le dieron un último adiós en el Congreso de la Nación, y más de 1 millón de personas aguardó afuera y no pudieron despedirlo de cuerpo presente. El cuerpo estuvo primero en la Quinta de Olivos, con traje militar. Luego fue llevado al Congreso, previo cortejo por la Avenida de Mayo. Durante esos días llovieron en la Capital Federal 14 milímetros hasta las 9 de la mañana del jueves 4.
Por un conflicto de los trabajadores gráficos- vaya paradoja para el creador del sindicalismo argentino- la noticia se imprimió en los diarios recién el 2 de Julio por la madrugada. Rodolfo Walsh, en la tapa de Noticias, lo expresó de manera única: “El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos treinta años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional”, para la edición 214, de un ejemplar que vendió 185 mil ejemplares.
Cuestiones pendientes
El Indio está por cumplir 66 años. De familia peronista rionegrina, trabajó en un aserradero de pibe y luego viajó a convertirse en el primer universitario de la familia. Córdoba, fue el destino elegido, donde rápidamente se inscribió en la carrera de abogacía y curtió sus primeros pasos meta Cordobazo y barricadas en el barrio clínicas, y bajo el influjo del sindicalista Elpidio Torres. Al toque se sumó a Montoneros, multiplicó su compromiso y por “una delación”, lo encontraron con “de todo”. “La cámara del terror” nombre tristemente célebre de la pseudo justicia en tiempos de la dictadura de Alejandro Lanusse lo condenó a 3 años de prisión, que soportó en las cárceles de Resistencia, Rawson, Villa Devoto.
En el Chaco, Envar “cacho” el Kadri, histórico militante de la Resistencia y de las FAP, le enseñó a cantar la marcha de los torneos Evita. Mientras lo escuchaban “el cura” Morales y Carlos Caride.
Cultiva aún los bigotes Montoneros, y una estructura discursiva sólida, teñida de frases cuidadosamente elaboradas que aun reclaman por un mundo mejor. Ahora la militancia, lo encuentra dentro del Movimiento Evita viajando mucho al Norte, a Jujuy, principalmente desde donde dice “es muy interesante el proceso que se está dando con la Tupac, eso hay que relatarlo también”.
Hay dos hechos que el Indio no recuerda bien. La primera si lloró el día que Perón les estampó en la cara dos adjetivos imborrables: “estúpidos” e “imberbes”. El segundo: que hizo entre ese día y el 1 de Julio de 1974.“Yo sentí el dolor de una pérdida, de un desencuentro definitivo. Nos decía a nosotros esas cosas que, justamente, pusimos la carne en la parrilla”.
“El Bisonte Alende (ndr: Oscar Alende-UCR) dijo que Perón luego del acto expresó “yo voy a arreglar con los muchachos”. Eso circulo mucho entre nosotros. Pero no hubo tiempo, la muerte de Perón llegó muy temprano. Se rompió la síntesis entre el líder y la vanguardia”.
Las fracturas internas allanaron el camino al regreso del poder oligárquico. Las ruedas de la historia rechazan circular hacia el pasado. El mantra continúa en loop: “Todos unidos triunfaremos”.
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