(Por Juan Esteban Kirchner) La misma semana en que Marcelo Tinelli cortó la 9 de Julio para comenzar su majestuoso programa, Mauricio Macri confirmaba su acercamiento concreto y real a la Alianza del Pacífico mientras que en Perú se entraba en la recta final del ballotage que enfrentó a dos candidatos de derecha: Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski (PPK). ¿Qué tendrán en común estos tres hechos? Mucho más de lo que a simple vista parece. Sobre todo si incluimos a Estados Unidos, anfitrión de la actual Copa América, para atar al paquete.
La mañana del primero de Junio circular por el centro de la ciudad de Buenos Aires resultó un caos organizado. Pero esta vez no hubo quejas de los grandes medios ni, como consecuencia, de los propios ciudadanos. La fiesta masiva de Showmatch todo lo puede. Muy distinto a los cortes de calles realizados durante el kirchnerismo los 25 de mayo, 9 de julio o 10 de diciembre para celebrar la democracia. Días donde los periódicos recomendaban, incluso, no acercarse a las fiestas patrias con la excusa de que el tránsito era el diablo en persona. La desmovilización a la ciudadanía para participar de las fiestas populares se opone a la alegría con la que el arsenal mediático convocó a recibir el inicio de un programa televisivo. De la fiesta para el pueblo a la fiesta privada de pueblo. Hasta aquí, en realidad, nada nuevo…
Sin embargo, resulta interesante destacar que en la presentación grabada del programa televisivo, aparte de las imágenes de la fiesta nombrada, podía verse a un Marcelo Tinelli que iba y venía por la ciudad con distintos personajes de la farándula y de la política. Interesan estos últimos: Rodríguez Larreta, el mismo que le permitió semejante despliegue en el asfalto porteño, y los “opositores” Sergio Massa y el gobernador de Salta Urtubey. Ahora sí aparece algo nuevo… Hasta la propia categoría de “farandulización de la política” queda vieja para el análisis. Esto es bastante más profundo.
ALIANZA DEL PACÍFICO
Mientras las pantallas se llenaron de brillo, música, baile y gritos, Mauricio Macri confirmaba el acercamiento a la Alianza del Pacífico informando sobre un viaje a Colombia para hacer oficial el ingreso de Argentina a semejante bloque comercial (viaje que finalmente se efectuó el 15 de Junio, encuentro donde se firmaron convenios entre ambos países y se presentó en sociedad la entrada de Argentina como veedor al bloque. El próximo primero de Julio asistirá, por primera vez, a la cumbre del organismo que se desarrollará en Chile).
En resumidas cuentas, lo que el gobierno Nacional aspira es a entrar como miembro pleno al organismo comercial conformado por México, Colombia, Perú y Chile, todos países que mantienen Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. El viraje de 180 grados con los gobiernos de Néstor y Cristina significa un alejamiento de la CELAC y un giro, también, en el propio Mercosur: mercado donde se apostará a relanzar las negociaciones de TLC con Europa.
Argentina ya es veedor de la Alianza del Pacífico, en muy poco tiempo recibirá productos a muy bajo costo del país del Norte afectando directamente a la producción nacional como viene siendo en los países nombrados hace años (sino siglos). Y no solamente hablamos de productos industriales: materias primas (el campo, tanto en Europa como en Estados Unidos cuenta con subsidios del Estado… sí, sí… pese a que los cipayos locales no toleren un Estado presente en cualquier rama de la industria), patentes, propiedad intelectual, restricciones para comerciar con África y hasta con China. Del No al ALCA al SÍ a los TLC.
ALIANZAS EN PERÚ
Ahora bien… Perú, uno de los países que conforman esa nombrada alianza que permite comprar espejitos de colores a muy bajo costo sin permitir un mercado interno de producción y consumo que logre achicar la diferencia entre los que más tienen y los que sufren día a día para comer, atravesó, aquella misma semana tinellizada pacíficamente, un cierre de campaña a presidente que llevó a la hija del dictador Fujimori a enfrentarse a Pedro Pablo Kuczynski (PPK). El domingo 5 de Junio los peruanos se vieron obligados a optar por la hiper extrema derecha o por la extrema derecha ya que ninguno de los candidatos tiene en agenda a los sectores populares y responden a los intereses del Norte (que en estos últimos 500 años, junto con Europa, han dejado al suelo peruano como un queso gruyere pero más barato que la ricota).
Un pasadizo sin salida para todo el pueblo peruano. Tan complicado que la propia Verónica Mendoza, representante de la izquierda local que quedó a solo unos puntos de llegar al Ballotage, no tuvo otra opción que alinearse a PPK (al menos se aliaron con el ganador). Una mina de carbón sin salida donde ni siquiera llega a verse una luz al final.
ESTADOS UNIDOS: OFICIALISMO Y OPOSICIÓN
Estados Unidos ha apoyado a candidatos a presidentes en todos y cada uno de los países del continente. A veces de forma explícita y otras no tanto. Pero siempre, de una forma u otra, se ha pronunciado a favor de algún candidato que se presentara y donde el propio imperio viera reflejado sus intereses más profundos (cuando no era hijo de la propia Norteamérica o de la embajada). Esto puede verse en la historia de todos los países del Conosur. Pero lo más interesante es que otras tantas veces no sólo el arsenal balístico y mediático del imperio apoyó a un candidato, o hizo a un candidato, sino que también, una vez en el poder, conformó a la propia aposición. Ejemplos sobran. Los más paradigmáticos son el caso Venezolano y Mexicano. Uno dueño de petróleo (Estados Unidos es el mayor consumidor mundial del crudo); el otro limítrofe y con mano de obra barata (bien barata).
En Venezuela, hasta la llegada de Hugo Chávez Frías, desde mediados del SXX y luego del gobierno de Marcos Pérez, entre Acción Democrática y Copei se turnaron la presidencia. Se lo llamó Pacto de Punto Fijo. Así Hasta 1999. De allí la canción tan popular de Alí Primera “Otra Vez”, ya que en definitiva “otra vez” había que ir a votar por lo mismo… ganara uno u otro partido era lo mismo. Estados Unidos, a principio del SXX, había descubierto el petróleo y ya nada se podía hacer… elegía a dedo a un candidato. Punto (fijo). Sólo que también debía parecer que se vivía en democracia. Pasada la peor crisis económica, social y política de Venezuela, llamado el “Caracazo”, llegó Chávez y rompió ese bipartidismo liberal que de democrático no tenía absolutamente nada.
Documental “De Bolívar a Chávez”, donde se explica claramente lo que significaba el “Pacto de Punto Fijo”
México: país limítrofe y tierra de mano de obra barata. Durante más de 50 años se definió, en oficinas de Washington, qué candidato del PRI sería el próximo presidente del país vecino. Así funcionó hasta la llegada del PAN en el 2000, en cuerpo de Vicente Fox y luego Felipe Calderón… más de lo mismo. ¿Cambio? No… solo cambió el nombre del partido del presidente que seguiría defendiendo lo mismo que el PRI: los intereses norteamericanos. En el 2012 el PRI volvió al gobierno, con la pequeña diferencia de que ahora el presidente se parece más a un presentador televisivo que a un funcionario. En realidad, y pensándolo bien, un conductor de Tv tiene menos furcios que este empresario que antes de asumir como presidente se fue a tierras gringas a agradecerle a Obama por haberlo ungido primer mandatario siendo “oposición”.
En Colombia quedó más que claro este juego de la intromisión norteamericana en el oficialismo y la oposición en las últimas elecciones presidenciales (2014). En esa oportunidad se enfrentaron al ballotage el actual presidente, Juan Manuel Santos (quien se postulaba a su segundo mandato) y Oscar Ivan Zoluaga. Ambos formaron parte del gabinete de Álvaro Uribe Vélez (el primero como ministro de defensa, el segundo como Ministro de Hacienda y Crédito Público). Es decir, fueron el riñon y el pulmón del asesino Uribe, quien hoy se pavonea por el mundo condenando moralmente quien no adscriba a sus posturas belicistas (semanas atrás Uribe llamó a la insurrección de los soldados venezolanos contra el presidente Maduro).
Si bajamos en el mapa, un poco más al Sur, muchos chilenos hoy afirman (las políticas públicas llevadas adelante lo demuestra) que tanto Michel Bachelett como Sebastián Piñera demostraron ser lo mismo pero con otro color.
Todos estos casos sin nombrar la pesadilla del plan Cóndor, donde Estados Unidos apoyó explícitamente a todos los dictadores del continente asesinando a la oposición popular que esquivaba balas cuando podía.
Lo relatado hasta aquí es coherente con la política exterior norteamericana desde finalizada la segunda guerra mundial: como sudamericanos, con republicanos o demócratas en el gobierno, es exactamente lo mismo.
Los mismos países alineados, regalados, económicamente a la potencia del mundo, son aquellos donde la democracia liberal roja, azul y con estrellas, crea al propio oficialismo, y una vez en el poder, a su oposición. Todo esto al mismo tiempo que la economía neoliberal hace de las suyas. México, Colombia, Perú y Chile (Alianza del Pacífico) son los países del Conosur con mayores niveles de exclusión y de diferencia entre el rico y los pobres.
EL TURNO DE ARGENTINA
Volvamos al primer párrafo para hacer el nudo que falta: Tinelli y la presentación del programa más visto (pero sobre todo con mayor repercusión en todos los demás medios y todos sus soportes) en la Argentina e incluso Sudamérica (no es ironía cuando Tinelli abre su programa diciendo “Hola América”, en cualquier sillón de Paraguay o cocina de Perú puede verse a los mismos bailarines con solo cinco segundos de retraso). Fue en esa majestuosa presentación que el magnate de medios mostró a la “oposición” del actual gobierno; como lo hiciera también el propio gobierno nacional cuando viajó al Foro Económico de Davos con Sergio Massa y más tarde al Vaticano con Juan Manuel Urtubey. En ambos casos, Mauricio Macri, los presentó al mundo entero como líderes de la “oposición”. Doble jugada en un solo movimiento del caballo: Mostrarse plural al tiempo que decidir a dedo su rival.
Bien sabemos que esa no es la oposición que está en la calle. El nombre de este medio de comunicación lo dice, lo hace explícito o más bien pornográfico: la oposición no es ni Massa ni Urtubey. ¿En quién/es se corporiza hoy la oposición del campo nacional y popular? No lo sabemos… no está claro. Eso también es cierto. Quizás esa también sea una de las razones para que Estados Unidos encuentre hoy en Argentina el terreno fértil para lograr su objetivo más preciado: no solamente imponer a los gobernantes, sino también conformar a la “oposición” a ellos para permitir la alternancia democrática para que, en definitiva, nada cambie y sea justamente el país del Norte amo y señor de nuestro suelo… como lo desea desde el mismísimo día que supo de nuestra existencia pero que, en diferentes etapas, no lo permitimos.
Esta vez nos tocó a nosotros. Ahora es el turno de que, ya una vez en el poder, Estados Unidos nos construya también, a través de la hegemonía mediática nacional (que forma parte de la famosa y, muchas veces, traidora burguesía nacional), y otros tantos actores sociales, a la oposición que más convenga. Habrá que estar atentos. Leer la historia de nuestros pueblos y hacernos cargos que somos parte de un continente donde Estados Unidos puso, sacó, creó e inventó a muchos de los dirigentes y funcionarios, oficialistas u opositores.
Ya impusieron, y pusieron, a sus mejores alumnos en el gobierno nacional, ahora van por la “oposición”. Como argentinos no podemos permitir que nos digan a quien tenemos que votar para que Macri no nos siga matando de hambre. Cuando gritamos en las calles, nuestro lugar de resistencia y construcción, “Vamos a Volver”, no es para aquello. No es precisamente para eso. Sino para construir seriamente una oposición nacional, popular, criolla y argentina al actual gobierno nacional. Ojalá así sea… quizás al principio tengamos que apagar la tele y encender los ojos en la calle.
Este domingo, seguramente, Barack Obama se siente en el palco de la final con otros primeros mandatarios del continente. Más tarde entregará la copa América Centenario al campeón… y la medalla a quien perdió. A los ganadores y a los perdedores les dará la mano. La Copa América tiene a un solo ganador: su anfitrión. Por ahora.
Con el grado de miopía sectaria de un análisis que iguala al Chile de Bachelet con el de Piñata no hay mucho para discutir. Menos que menos si no hay una sola palabra de autocrítica para los que hicieron campaña por un candidato de derecha como Scioli, apenas un poco menos conservador que Macri. Y por último, si vienen por todo y todos lo cual es correcto, lo más torpe es dividir fuerzas del lado de los proyectos progresistas. Porque divididos, los únicos que pierden son los trabajadores, como en Argentina ahora, no sé si tienen noticia de lo que está pasando ahí o no se enteran aún? Media pila, el sectarismo es derrota segura. No repitan la gran Carta Abierta que declaraba votar a Scioli desgarrados. Cuando hay que ganar o ganar no se dividen fuezas.
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Bernardo: Te escribe el autor de la nota. Estoy de acuerdo contigo en lo que planteas. El análisis que haces con respecto a lo que nos llevaría a la autocrítica estoy de acuerdo. En lo que difiero es en que “no hay ni una sola palabra de autocrítica”. Sí las hay en notas anteriores. Y, con respecto a Bachellet y Piñera afirmo que son lo mismo. Somos amigos en face, si quieres podemos seguir por allí la charla.
Un abrazo! Juan
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Juan, un gusto intercambiar. Hay que meterse en la cabeza lo que dice Brienza en el reportaje “Los tiempos de derrota tienen que ser de generosidad y unidad”. Bachellet y Piñera no tienen puntos en común ni en el infinito. Otra cosa es que Bachellet haga todo lo que su programa propone. No se hace lo que se quiere, ni siquiera cuando tenés mayoría absoluta en el parlamento. Se hace lo que la sociedad, está dispuesta a asumir, o tolerar, o defender. Porque de otro modo, supuestas resoluciones y medidas de avance, son pan para hoy y hambre para mañana. Y el ejemplo más claro es diciembre, ahí no llevaron a Scioli porque fuera una persona con ideas avanzadas, lo llevaron porque no había más remedio, porque no había candidato/a mejor para enfrentar a la derecha restauradora. Y cuando estás obligado a hacer ese tipo de cosas, tenés que apechugar y bancar, no hacer como Carta y varios más que en el medio de la campaña desprestigiaban al candidato. Así no se gana. Y por lo mismo, podrás tener diferencias con Bachellet ( que además es un gobierno de varios sectores) pero pensar que es igual a Piñera es desconocer los planes de gobierno que intenta sacar adelante y peor que eso, es dividir a las fuerzas progresistas y de cambio en A. Latina. Estamos ante una ofensiva general de la derecha restauradora de la cual Piñera forma parte, todo eso no es novedad, la derecha siempre que puede vuelve por sus fueros. Lo que tenemos que aprender de una maldita vez es a no dividirnos del otro lado. Los radicales que siempre están catalogando a los demás de ser derecha y todo el cuento, sólo traen derrota. Pasó en el Chile de Allende, pasó en la Bolivia de J.J. Torres en 1970 y en todos lados es igual. Radicalizarse trae derrota y derecha.
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Guille… comparto todo tu análisis. En una sola cosa no estoy de acuerdo: entre Piñera y Bachellet no veo diferencias (“por ahora”)
Todo lo demás acuerdo contigo.
Un abrazo!
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jajaja Guille soy yo con otro usuario por estas horas que lamentamos que Podemos no haya colmado las expectativas. Pero tranquilos, mirada larga que los cambios cuando son en serio, demoran.
Insisto, si hay dudas que Bachellet y Piñera no tienen absolutamente nada en común, preguntarle a Camila, a Boris, a Enrique O., a Giorgio, incluso a García Linera con todos los problemas que tiene con Chile sería mucho más sensato en su comentario y ni por asomo los igualaría, en ninguna circunstancia. Que no pueda hacer todo lo que quisiera, es harina de otro costal. Y equiparar a MB y a P. es casi un insulto, además de un error político gravísimo. Más poderosa que la derecha y los buitres, es la miopía sectaria de los procesos de cambio, que dividen en vez de sumar. Abrazo !!
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Honestamente me lo haces replantear. Hoy lo pienso así. Así quedará escrito. Me hago cargo. Pero lo pensaré con más peso en las variables q planteas, con las cuales estoy de acuerdo.
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Creo que queda tema para un asado acá o ahí o allende la cordillera, siempre que los puentes no estén cortados, los físicos o los simbólicos. Pero enfín, no hay nada que un buen asado charrúa más un tinto mendozino más un pisco, no puedan encaminar cuando está en juego enfrentar la restauración o defender a los gobiernos de cambio.
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Excelente!
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