Los periodistas de Tiempo Argentino, que llevan tres meses y medio aguinaldo sin cobrar, cortaron la Avenida 9 de Julio a la altura del Obelisco durante más de dos horas, con el objetivo de visibilizar que además de sostener su reclamo para con la empresa, también le reclaman al Estado Nacional que le paguen el RePro, un programa que sigue vigente, que ya fue implementado por el macrismo en el caso de Cresta Roja, y que contempla un apoyo por parte del Estado para aquellas empresas en crisis mantengan el pago los salarios. En este pedido consiguieron además un gesto inédito: el apoyo de las cuatro centrales sindicales con representación nacional. El conflicto continúa.
Por Vanina Pasik /Fotos: María Eugenia Olazábal
El objetivo de la movilización, donde participaron más de 1.500 personas, era visibilizar la responsabilidad del Estado Nacional, además de las obvias responsabilidades del Grupo Veintitrés. Los trabajadores de Tiempo Argentino recorrieron las cuatro centrales sindicales del país para pedir que firmaran un escrito dirigido a Jorge Triaca pidiendo que les asignes el programa de Recuperación Productiva. “Tanto Hugo Moyano, como Antonio Caló, como Huyo Yasky y como Pablo Micheli se mostraron totalmente dispuestos, mostraron mucha solidaridad, cosa que uno descontaba porque son los representantes del movimiento obrero argentino en toda su pluralidad, pero fue comprobado en la acción concreta”, destacó a VaV el periodista Martín Piqué que fue uno de los encargados de gestionar las firmas del documento y acercarlo a la mesa de entradas.
El destino final de la movilización era la oficina del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, que tiene su oficina en la Casa Rosada. “Nosotros desde hace más de un mes y medio, como suele pasar cuando un conflicto se dilata y los trabajadores no tienen sustento para sus familias, estamos reclamando que nos otorguen los RePro, el Programa de Reconversión Productiva”, puntualizó el periodista. Este programa fue creado por el gobierno anterior, para atravesar la crisis del 2008-2009 con la idea de preservar el empleo, y financia parte de los salarios de los trabajadores cuando las empresas atraviesan dificultades.
A pesar de la identidad “oligárquica y revanchista” del gobierno de Cambiemos, su ministerio de Trabajo a través de la resolución 20/2016 prorrogó este programa hasta el 31 de diciembre de 2017. “Ellos previeron en seguida que iba a haber muchos conflictos laborales. Y ya lo utilizaron en el primer conflicto que tuvo mucha visibilidad, con represión de las Fuerzas de Seguridad, que fue el de la avícola Cresta Roja”, recordó Piqué. Antes de las fiestas de fin de año, sin un peso en el bolsillo, los trabajadores cortaron la Autopista Ricchieri, con acceso al aeropuerto internacional de Ezeiza. Después de reprimirlos, les dieron los RePro.
Fueron los trabajadores de Tiempo Argentino -empresa formalmente registrada como Balkbrug- quiénes reunieron los requisitos del Ministerio de Trabajo y los presentaron, a pesar de que originalmente el RePro lo debería pedir la empresa. De todas formas, hay antecedentes de RePros otorgados que habían sido solicitados por los trabajadores. “Hicimos dos presentaciones con los abogados del SiPreBA y los delegados de Tiempo Argentino”, el programa contempla el pago mensual de entre 4.000 y 6.000 pesos durante un período de entre 6 meses y un año.
El camino de una respuesta
La unidad sindical expresada en la carta que dirigieron a Triaca Yasky, Caló, Micheli y Moyano tuvo sus frutos. “Eso activó en algunos funcionarios del Pro no te voy a decir cierta preocupación pero si un mayor cuidado porque fue un pedido muy fuerte. Hasta ahora veníamos hablando con funcionarios de menor jerarquía, pero después de esto y de la movilización de ayer. Además, el otro día los delegados de la comisión interna de Tiempo tuvieron que amenazar con no abandonar las instalaciones del Ministerio de Trabajo hasta que les formalizaran una respuesta”, explicó Piqué.
“La semana pasada nos enteramos a través de una infidencia de un empleado de planta del ministerio de Trabajo, nos enteramos de que nuestros escritos se habían cajoneado y ni siquiera se había iniciado el expediente correspondiente. Lo que me parece de un cinismo y un hecho casi delictivo, diría. Como gobierno, como Estado, podés rechazar un pedido de RePro, pero tenés que abrir un expediente administrativo con un número por cada escrito que se presenta en mesa de entradas, y después tenés que argumentar por qué lo concedés o lo rechazás, y dejarlo por escrito, y comunicarlo. En nuestro caso lo recibieron, lo metieron en un cajón y estuvo ahí durmiendo el sueño de los justos mientras en las reuniones a los delegados les iban cambiando los argumentos de por qué había que esperar, porque había un nuevo comprador, o por tal cosa, y así iba pasando el tiempo”.
Lo más actualizado es que el interlocutor es el director de relaciones federales del Ministerio de Trabajo, Diego Podaschevsky, un hombre vinculado a Ezequiel Sabor. “Su primera reacción fue decirnos que el nuevo gobierno iba a tener una política mucho más restrictiva con los RePro que la anterior gestión”, acusando de buena manera al kirchnerismo de haber sido desordenado y arbitrario con este tema. Si bien la voluntad de colaborar no es manifiesta, si se mostró afectado por el pedido de las cuatro centrales obreras.
Lo concreto es que la negociación está ahora concentrada en Podaschevsky y que la movilización ayer terminó ante las oficinas de Marcos Peña, se le pidió una audiencia que no otorgó -ni otorgará hasta que los reciba Triaca- pero sí hubo una conversación con el Secretario de Comunicación Pública Jorge Grecco.
La capacidad de adaptación de Szpolsky
El Gobierno Nacional intentó quedar por fuera del conflicto, presentándolo como una cuestión de una empresa privada y sus empleados, y de hecho trataron de convertir a este conflicto en un caso testigo de “los empresarios corrompidos de la burguesía nacional kirchnerista vinculada a los medios y a la pauta”, según la definición de Piqué.
Las responsabilidades del grupo empresario, con mucho poder, y con capacidad de adaptación a los ciclos políticos, son destacados por los trabajadores. A lo largo de estos meses de conflicto, se han encargado de caracterizar el rol de Sergio Szpolski de “vaciador”, de “su irresponsabilidad criminal”, de que es uno de los empresarios “con menos prestigio en el mundo de los medios”, de que “fue candidato a intendente de Tigre por el Frente para la Victoria”, de que estamos ante “un hombre con vínculos en todos los sectores políticos que antes del kirchnerismo estuvo vinculado a la esrtuctura de inteligencia de la Alianza con Fernando de la Rúa, fue parte de la estructura que financió con fondos reservados de la SIDE la reforma laboral con las coimas del Senado, y está vinculado a Jaime Stiuso y a quienes hoy quieren utilizar el Caso Nisman para decir que la presidente tiene vinculaciones con su muerte”. Agregan que Szpolski “también es un lobista, un intermediario de Israel en la Argentina”, en el complejo entramado que tiene que ver con la defensa y la seguridad. Además, uno de sus gerentes en el Grupo Veintitrés en materias económicas y financieras es Juan José Galea, quien hoy es el director de finanzas de la SIDE macrista.
Cordón policial
-¿Cuál es la evaluación de la movida de ayer?
Mi lectura es que fue un éxito en cuanto a la convocatoria y en cuanto a la posibilidad de cortar la 9 de julio esquina Diagonal Norte, en pleno obelisco durante más de dos horas. La policía en un momento se nos paró a menos de un metro y amagó a reprimirnos aplicando el protocolo de Patricia Bullrich…
-¿Cómo fue?
-Y bueno, cuando empiezan a empujar… Se acercaron, estaban a dos metros y se acercaron un metro. Se pusieron en formación como para parar los escudos, empujarnos. Intentamos pararlos, hablar. Hubo una negociación y pararon.
El secretario general del SiPreBA interpretó que uno de los policías era el jefe del operativo, uniformado, que usaba dos celulares, consultaba con el ministerio de seguridad o con alguien, y hablaba con los manifestantes. Y cuando el corte ya llevaba una hora y media se acordó dejar libre un carril para que pasara el metrobús.