Esa es la síntesis de la charla que mantuvimos con Horacio González, conocido y reconocido intelectual del Campo Nacional y Popular. Uno de los fundadores de Carta Abierta, repasó las tensiones políticas y sociales que acontecen en nuestro país, más precisamente desde la asunción de Mauricio Macri como presidente hasta hoy. Conversamos también sobre la tabla del debe y del haber durante el kirchnerismo para volver mejores y toma sus precauciones al hablar de democracia en la actualidad. Escritor, ensayista, docente, sociólogo e investigador. Supo formar a miles de ciudadanos de la Patria Grande con sus libros, ponencias, charlas, debates y reflexiones. Una nota obligada a leer antes de ir a las urnas el domingo, donde se definirá nuestro futuro como Nación.*
Por Juan Esteban Kirchner / Fotos: Cecilia Markic
– En poco días nada más se define “el futuro de la Patria” nos decía Héctor Recalde ¿Lo ve así?
– Todas las tensiones políticas del país convergen hacia la fecha de las elecciones. Para el Gobierno son fundamentales, aunque simulen que es un trámite más de lo que imaginan será su larga permanencia en el Estado. Para el kirchnerismo y otras fuerzas de la oposición no es menos fundamental porque, evidentemente, a dos años de la asunción de Macri, va a ser el punto específico donde las fuerzas van a quedar más o menos definidas y esa definición implicará cómo serán los próximos años. Por eso estas elecciones, al llamarlas de medio término, es una forma de disolver o disminuir la importancia que tienen.
– En el 2000 también fueron muy importantes…
– Sin hacer ese tipo de correlaciones, lo cierto es que a De La Rúa, al irle mal, debilitó interiormente a su Gobierno. Pero aquí no se trataría de algo como debilitar a un Gobierno, hasta eso sería un propósito ingenuo.
En todo caso, estas elecciones, serán para preguntarse si el Pueblo argentino está en condiciones de acompañar un tipo de políticas, inéditas en Argentina, de desmantelamiento de las políticas sociales del Estado o de pensar al país como una Nación Soberana y no tomarse el atrevimiento inaudito de trazar una deuda a cien años (para decir lo mínimo). Faltaría el aparato represor clandestino nada más, porque sus medidas económicas y políticas son parecidas a las del gobierno militar. Lo que se está desmembrando es el campo de los derechos humanos, que el kirchnerismo lo había tomado puesto allí su acento.
Hay que preguntarse también si el país resiste un panorama comunicacional donde haya una hegemonía absoluta que nunca se vio en la historia Argentina. Un tema que pertenecía al campo de acusaciones al kirchnerismo pero que siempre tuvo un gran campo de oposición mediático evidente y nunca ocurrió un episodio como el de Navarro.
El macrismo se está acercando, peligrosamente, a un panorama que podríamos llamar de “totalización del poder mediático” al permitir o impulsar que se expulse a una persona como Navarro de un canal. Creo que vamos a tener que convivir mucho tiempo con eso si este régimen se establece y no hay posibilidades de derrotarlos electoralmente. Si así fuera se abre una situación muy sombría para la Argentina.
– Las propuestas de uno y otro sector son claras… ¿Puede pensarse en términos binarios este momento histórico?
– No sería tan partidario de una política dicotómica. Hay un fuerte acompañamiento a Cristina como la única oposición al Gobierno, pero me parece que no es una dicotomía formalizada desde el punto de vista de una teoría política, en todo caso es un sentimiento dramático y colectivo de que de algún modo hay que parar esta avalancha de medidas totalmente antisociales e insensibles.
Me parece que las PASO demostraron algo a los que pensaron que la batería militarizada, que disparaba una gran cantidad de misiles por minuto con el núcleo en la corrupción como sinónimo del mal, había hecho su tarea de destrucción de todas las líneas del kirchnerismo. Eso no fue así, de hecho el kirchnerismo tiene la fuerza de no haber sido destruido por la campaña mediática que tiene ribetes militarizados, sin dudas. Esa campaña dejó a ciertas trincheras del kirchnerismo en actividad y esas trincheras permiten a Cristina mantenerse como la única figura importante.
– ¿Trincheras solamente peronistas?
– El kirchnerismo trabajó con varios significantes. Uno fue el peronismo, ante el cual tomó una actitud simultánea de estar adentro y afuera. Al mismo tiempo el peronismo tomó esa misma actitud: estar adentro y afuera del kirchnerismo, y eso perdura hasta hoy.
De alguna manera se va a resolver, no puede seguir esta relación tan ambigua y tampoco el peronismo puede absorberse enteramente en el kirchnerismo o viceversa. En algún momento habrá una fuertísima discusión en el campo Popular, Nacional y democrático y eso implica adquirir nuevas reivindicaciones o tomar temas que el kirchnersimo no necesariamente tomó, como la cuestión territorial que los Pueblos indígenas ponen nuevamente sobre la mesa o los modelo de explotación extractivistas que el kirchnerismo no indagó adecuadamente porque eso implicaba debilitar las alianzas provinciales.
“DESTRUIR UN LENGUAJE ES DESTRUIR UNA NACIÓN”
– Cuando ves cómo Lanata hace una mímesis grosera de todos los políticos, incluyendo a Macri, allí hay un gesto de indiferencia respecto de toda la vida política. Es cierto y se sabe que son parte de un aparato que sostiene al Gobierno, pero no necesariamente a Macri.
Lo que Clarín está diciendo a través de esa casa de locos de Lanata (con Carrió, Macri, Cristina, Scioli, Larreta, todos juntos) es que el gran aparato comunicacional es algo casi superpuesto al aparato financiero en cuanto a “circulación”, podría decirse que es una especie de lógica de circulación: en un caso de noticias, en otro caso de finanzas y todo a través de aparatos informáticos. La tecnología de los medios es tan fuerte que es parte de la acumulación tecnológica de la historia de la humanidad, como el ferrocarril o el teléfono.
Hoy se han conjugado, en este mundo, un conjunto de fórmulas políticas frente a las cuales la historia va a juzgar qué nombres siguen y qué nombres no. Pero creo que seguirá el Movimiento Popular y la idea de una Nación Argentina reconstituida democráticamente, porque habrá que reconstituir la propia idea de Nación Argentina.
El aparato televisivo no está a favor de eso. Tiene un tipo de relación con las audiencias de aprisionamiento que las audiencias también piden, por eso es tan complejo y hay que investigar que pasó para que de ahí salgan elementos de tanto odio como para que algunas personas puedan pegar una cachetada a un chico que vende algo por la calle… o sea: elementos que hablan de una sociedad muy destrozada por dentro.
– ¿La “cosa” ya está juzgada en y por los medios?
– Está la Corte Suprema (CSJN), es cierto, pero cuando llega a la CSJN ya está juzgado. Fijate lo de Nisman, ya estaba juzgado por los periodistas de Clarín. Lanata hizo la reconstrucción supuesta de cómo fue. Cuando por la televisión ves una reconstrucción tenés que preguntarte qué peso en el ser social tienen esas imágenes de modo tal que la justicia después pueda decir “No, no fue así”. ¿Te acordás de la fiscal Fein?
La figura de Cristina tiene un elemento de sacrificio mayor por decirle todo lo que le dicen en los medios, por revisar sus cuentas… al ponerla en esa situación no está bajo la misma lógica en la visión pública que están los demás candidatos: en los caminos, las horas de publicidad en la televisión… pero al no tener eso le da mucha fuerza, a otros políticos la fuerza se la da la acumulación de recursos, a ella se la da el despojamiento de recursos. Hay una cierta cuestión sacrificial ahí.
En el caso de Carrió es una cuestión hedónica y decir cualquier cosa, es decir: la argumentación condenatoria sin fundamentos. “El kirchnerismo está tomando el caso Maldonado para ocultar el dictamen de la Gendarmería en el caso Nisman”. Eso da la impresión muy clara de que es como decía María Elena Walsh: la canción del mundo al revés.
La cobertura de los medios hizo creer que el Indio organiza recitales para matar personas. Igual que con Cristina: estaba en la Casa Rosada para matar a Nisman que estaba a doscientos metros, salía volando en una escoba para matarlo silenciosamente sin que nadie la viera. Esos son también los pensamientos de Carrió: fantásticos, mágicos. O bien el caso López que es un personaje reprobable, si bien existieron los bolsos, se construyó una gran leyenda. Una cosa es el estatuto de verdad de ese hecho y la gravedad del caso del cual se encargará la justicia y otra es cómo lo construyó la televisión. Por ejemplo: ¿por qué quedó la idea de que revoleó los bolsos si eso no lo hizo?… bueno, fue una forma de desprecio y ridiculización de un hecho grave para hacer la base del relato y poder contarlo mejor. Y luego el hecho termina ocurriendo dos veces: ocurre en una realidad que la justicia debe verificar y ocurre en una segunda realidad creada por un gran escenógrafo: el casco, el chaleco antibalas… ya hay un juicio en primera instancia, desde el punto de vista de las imágenes, contra todo el kirchnerismo.
– El macrismo ha sabido dar batalla, a través de su palabra oficial y la de los medios, en el campo de los significados.
– Algo que podría caracterizar al propio Macrisimo es esta idea de inversión de los significados. El macrismo tiene en juego un encubrimiento muy grande. Hay una superficie de alegría, de festejos… es un habla que diluye cualquier conflicto. Es un habla de pastor. La ministra de educación le habla a los chicos diciendo “sean buenos”. Pero inmediatamente detrás de eso hay otra película, otra capa de significación que es la represión, son los gendarmes. Es el modo en que la sociedad argentina va avanzando hacia el cierre del espacio público.
El Gobierno de Macri apeló a la república y a la democracia pero se presenta progresivamente como todo lo contrario a la democracia y a la república. Censuran porque tienen una elección de por vista y la próxima denuncia de Navarro iba a ser los negocios de la candidata a senadora de cambiemos. De modo que no es muy difícil de asociar la actitud del Gobierno respecto de un programa de televisión, que también tenía comicidad, como lo que hacía El Cadete.
Las tecnologías de la televisión implican algo muy fuerte respecto a pensar la política: de ahí sale cualquier político de los que se reúnen en el Gabinete de Macri, o bien Marcos Peña que dice que “hay que reformular toda la política, no hay nada más crudo y agresivo en la Argentina que la cultura política” (lo dice en una entrevista en La Nación). Bueno, son personas que quieren ponerse al margen de los mismos efectos que ellos producen a la política Argentina como aliados de los grandes medios de comunicación, pero son grandes pools que hacen del lenguaje algo que cuando se emite ya nace destruido. Destruir un lenguaje es destruir una Nación.
– ¿La balcanización llegó hasta el propio ser humano? Digo, en ese lenguaje “oficial” y “destruido” pareciera ser que tenemos más diferencias con el vecino que con un newyorkino
– Nociones como patriotismo, incluso Argentina o argentinidad, siempre tienen sus dilemas porque no pueden ser imposiciones de identidad. Con el macrismo han quedado en el basural de la historia, no en el lugar en el que habría que reanalizarlas y reconstituir la historia Argentina. Si vos tomás el discurso de Michetti ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) es una vergüenza que no recuerdo. Hay que analizar ese discurso de Michetti en el contexto de una Nación que tuvo grandes liberales que han construido hasta la constitución. El mitrismo escribió la historia del país, pero ese discurso de Michetti no representa ni a la derecha liberal argentina, da vergüenza.
¿De dónde salió Michetti? Salió del partido de la Democracia Cristiana. Todas las listas que desembocaron en el macrismo habían pasado por una experiencia política anterior. Pero el núcleo conductor empresarial no pasó por nada, es el grupo bonapartista empresarial. Incluso a veces reciben lecciones de La Nación y de Clarín, sobre todo de Morales Solá, en el sentido de que tienen que ser una derecha más seria, que no pueden tener a la Michetti. Incluso a Macri también le advierten que no pueden ser tan livianos para tomar ciertos temas. Morales Solá es una derecha pesada, define el ser de la derecha argentina en su propia conciencia, en cambio todos los improvisados que son clonescos reciben esa advertencia: “tienen que ser una derecha democrática”. Bueno no son una derecha democrática.
Lo que son es difícil definirlo, creo que “democracia precaria” se acerca bastante porque no es que no haya un espacio público, en todo caso hay limitaciones crecientes del espacio público. No es que no haya juego de poderes, pero la mentalidad del Gobierno es el Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU), no tratar leyes. Y no es que no haya debate parlamentario, pero la mentalidad del Gobierno es afectar al debate al punto de oscurecerlo o directamente no escuchar lo que se dice ahí, es decir, bajar órdenes, convertirlo curiosamente, ya no en una escribanía, sino casi en el CEAMSE del Gobierno. Antes acusaban al Congreso de que era la escribanía de Cristina, ahora avanzaron mucho más en la sumisión de sus propias bancas.
“EL MACRISMO ES UNA SOBREDETERMINACIÓN, NO ES UN PARTIDO POLÍTICO”
– ¿Tienen algún límite los alcances del macrismo?
– La oposición peronista tiene el factor “pichetto”, lo que muestra los alcances que tiene el macrismo. El senador Pichetto es un senador del Estado, es un operador macrista y eso es un ejemplo de que el macrismo va mucho más allá de algo partidario, es más bien una corriente de estilos gerenciales, es la forma en que los gerentes tratan a los empleados.
Cuando Macri se hace el que habla como el patrón que da buenos consejos a sus empleados, simula, con su sonrisa sobradora, el verdadero desprecio que tiene por tener que hacer lo que hace: hablarle a las personas que desprecia. Es decir, hay una estilística del desprecio permanente en el macrismo vinculado a cómo redefine la condición humana: meritocracia. Por eso no tienen muchos problemas en absorber a un personaje como a Pichetto.
El macrismo ya estaba en nosotros: estaba en el sciolismo, en el kirchnerismo… no era dominante, no había una dominancia pero era el lugar donde se quería decir “no hagamos una Nación, no hagamos un planteo de justicia colectiva. No respetemos a la justicia, no hagamos una república ni nada, tomemos ciertos temas que a las clases medias les parecen oportunos, digamos que vamos a respetar las conquistas populares y tomemos para nosotros (como quien toma un paquete inversionista en Miami o de las Islas Caimán) cosas del radicalismo o del peronismo, tomémoslo que es fácil… la mayoría de los representantes radicales aceptan políticas represivas, el viejo partido de Irigoyen es el encargado del brazo represivo del Gobierno (como el caso del Jujuy) y el brazo del peronismo será el encargado de organizar los comedores de Margarita Barrientos”, eso en el peor de los casos. Esta descripción explica un poco la cosa volcánica que desató este macrismo en la Argentina.
– ¿Cómo es eso de que el macrismo ya estaba de alguna manera en el sciolismo, el kirchnerismo o bien en los argentinos?
– Sí, pero sin ser dominante. Y ahora es al revés, lo que llamamos macrismo adentro tiene elementos no dominantes del peronismo, del radicalismo y otros partidos. Es decir: el macrismo es una sobredeterminación, no es un partido político. Es un manchón que sobredetermina a entidades anteriores, inclusive en el peronismo, no de manera mayoritaria pero con mucha incidencia… de ahí Massa o Pichetto, de ahí también algunos gobernadores que por otro lado tienen el problema de la coparticipación. Y de ahí también el problema de Maldonado y el problema de las tierras indígenas, y los gobernadores, peronistas o no, están presos a los empresarios extranjeros o locales con respecto al uso de la tierra, el avance de la soja…
– No tienen la noción de territorio, no existen las fronteras para ellos, son CEOS y los CEOS no tienen fronteras nacionales
– Sí claro, son agentes de mercados, y para ellos Argentina es una sección, lo que en nomenclatura financiera podría ser “Finanzas Argentinas”, como una marca de chocolate.
Es asombroso también el desapego que tiene el presidente con la historia de la Argentina. Es algo nunca visto, ni siquiera con De La Rúa que era un personaje por cierto insípido. Acá son deliberadamente indiferentes, no les importa lo que llamaríamos el compromiso con la Historia Argentina.
– Nombró el caso Maldonado y el conflicto por las tierras indígenas.
– El Estado avanza en sentido represivo y retrocede en el sentido del control de las grandes finanzas de la economía del país. Las finanzas determinan la vida económica del país y ahí el Estado retrocede pero avanza como Estado represivo armando a la Gendarmería o acordando con Israel políticas de seguridad vinculada a los intereses del Estado de Israel, eso también es un paso fatídico que ha dado el Gobierno.
– Con esta noción macrista del Estado ¿Hoy le da vergüenza decir que es argentino?
– Sí… porque la forma de seguir manteniendo la idea de ser argentino y de reconstruir la idea de una Nación (que implica el reconocimiento de sus tensiones interiores, sus clases sociales y las alianzas sociales que hay que hacer para reconstruirlas) queda de lado y lo que queda como instrumento de reconstrucción es la vergüenza que uno siente por la cultura macrista, por esa cultura que quiera disolver cualquier problema diciendo que no existe el problema pero después están los carros de Gendarmería, ingresan a los ríos, salen con un cuerpo y luego son lavados inmediatamente. Ese es el procedimiento macrista.*
– En un artículo reciente en Página/12 usted habló de “violencia encubierta” como un modo también de procedimiento macrista.
– Me pareció un insulto muy grave cuando Larreta, luego de la marcha por Santiago Maldonado, dijo “Bueno, dejaron destrozos en una manifestación por Maldonado, invito a los vecinos a que vengan a limpiar la plaza”. Eso pasó un poco desapercibido pero me parece que es un acto de una enorme brutalidad, encubierto con el vecino que acá en la esquina toma la bicicleta tranquilo y va con su bicicleta amarilla, lo que también es una forma de pigmentación publicitaria del macrismo (cada vecino se convierte en una entidad ambulante de publicidad subliminal del macrismo).
Rebajar la condición ciudadana (que es una condición enérgica, de derechos) a decir “vengan los buenos vecinos a limpiar la plaza porque aquí llegaron los bárbaros”, es un acto de una enorme brutalidad. El buen vecino, si existe, es la base del reaccionarismo más grande que ha visto la Argentina en las últimas décadas. Ese acto, esa convocatoria de un vecino limpiando, esa concepción diluye totalmente a la política como la diluye Lanata imitando a los políticos.
– Diluye las construcciones colectivas también.
– Sí… te diría que hasta el Metrobus destruyó lo colectivo. Destruye los barrios, el pequeño comercio, el modo libre de cruzar las calles. ¿Todo para qué? Para ahorrarse algunos minutos de viaje.
Por supuesto que no estoy en contra de que las personas ahorren su tiempo, pero es dudoso que, en el modo que este capitalismo financiero está actuando, se preocupen realmente de la vida de las personas que insumen mucho tiempo en el trabajo. Es decir, la forma de opresión es finalmente ahorrarte quince minutos para ver por televisión los programas centrales como Fantino. La vida se convierte en ese canje un tanto oprobioso.
“DESESCOLARIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN”
– Esteban Bullrich habló de una segunda campaña al desierto.
– Esteban Bullrich es un personaje, al igual que Michetti, con una fuerte ruptura con las tradiciones políticas argentinas. No es un candidato político que busca votos, es alguien que hace a desgano, de una forma muy penosa, su papel de candidato porque tiene que cumplir instrucciones del focus group o cosas parecidas. Es decir, es alguien moldeado como gerente de empresas, bien educado en el seno de una familia vinculada a la campaña al desierto. Evidentemente está acostumbrado a otro tipo de expresiones, frases irónicas tontas con todo el cotilleo con el cual se habla en las élites de la Argentina. Modismos de la dicción o del lenguaje para separarse del lenguaje popular. Una especie de señorito que se vincula de una manera superior con la clases populares (por algo Macri fue presidente de Boca).
Bullrich es una especie de paste nata que es parte de un sistema, por eso es asombroso que a una política aprobada como Cristina este hombre pueda ganarle. Es un personaje que representa a un gran aparato, un aparato difuso que va desde la Gendarmería en Río Negro hasta las declaraciones de Carrió diciendo que Cristina es responsable por lo de Nisman. Ese aparato enorme es un aparato de creencias que baña a la sociedad argentina, que está en el interior de la vida del empresario y del tornero mecánico que arma una consciencia del ser colectivo. Eso puede permitir que un personaje, que parece un muñeco de sastrería, pueda ganar una elección… y eso es muy grave.
– Uno quizás se olvida, pero Esteban Bullrich fue el ministro de educación de CABA con Macri, donde hasta hace poco estaban tomados muchos colegios.
– Adriana Puiggrós habla de la desescolarización de la Argentina, incluso lo remite a Sarmiento porque Sarmiento asoció a la Nación la idea de la escuela pública con su famosa consigna de la educación como creadora de la ciudadanía. Y la reforma que proponen no trabaja sobre ello, no es así, habla de que la educación tiene que servir para una pasantía.
Si bien Perón creó las pasantías en la Universidad Tecnológica Nacional, ahí tenía un valor educativo. Este tipo de pasantías que están pensando para cuarto y quinto año en realidad es la empresa metiéndose en la escuela y no la escolarización del chico que elije una escuela técnica que lleva su saber a una empresa. Aquí la pasantía es al revés: el estudiante de secundaria pasa a ser alguien que pasa a ser parte de la lógica empresarial. Si la empresa entra, como plantea el proyecto, en la educación secundaria, va a hacer una doble destrucción: de la educación secundaria y del empleo, porque va a disputar empleo barato con los que ya están empleados y va a producir efectivamente desempleo. Son medidas perversas. **
“SIEMPRE SE RETORNA PERO NUNCA SE RETORNA AL MISMO PUNTO NI DE LA MISMA MANERA”
– Chávez hablaba de que en Latino América estamos frente a una segunda independencia. ¿pero logramos definitivamente la primera?
– Las relaciones con Trump o Netanyahu no implican que la Argentina siga siendo un Estado soberano. En todo caso es un Estado controlado financieramente por la lógica del capital financiero en sus nuevas localizaciones que no sabemos bien dónde está. Ya no es un lugar territorial, es un lugar virtual, son bits que circulan por el mundo. En ese sentido cada bits de ese tipo restringe la vieja e independencia del SXIX.
Las cosas donde el kirchnerismo no se atrevió, así como se atrevió en muchas otras, el macrismo las ha empeorado notoriamente. En ese sentido, recuperar la Soberanía es pensar los sistemas extractivistas de una manera más pertinente, tiene que haber minería o bien cultivos pero no afectando las condiciones de existencia de las poblaciones del interior. Estamos cambiando soja para que coman los chanchos en China por la salud de un sector importante de la población. Eso es muy grave y son todas afectaciones a la Soberanía, sean políticas, económicas, alimentarias, existencial, culturales… o bien el caso del Arsat. Este Gobierno afecta a nuestra Soberanía en realidad porque no les importa.
– Entonces… ¿para qué Vamos a Volver Horacio?
– Está claro que el retorno siempre existe en la historia. Siempre se retorna pero nunca se retorna al mismo punto ni de la misma manera, yo tengo más la idea de un tiempo cíclico que de un tiempo lineal. Pero el tiempo lineal existe y de tanto en tanto deja lugar al tiempo cíclico.
Una cosa es el cántico de “Vamos a Volver” que fue dominante en el primer período de Macri, porque se pensó, lógicamente, que algo que había pasado de forma sorprendente se lo conjuraba con el “Vamos a Volver”… era un poco ingenuo y no se estimó adecuadamente que esto venía de lejos y es un proyecto, aunque no declarado como tal, muy desmesurado de rehacer toda la Argentina y el “Vamos a Volver” surgió como primera reacción.
Ahora bien, entendido literalmente no creo que corresponda: hay críticas que hacer del pasado, nadie puede suponer que todo lo que pasó en doce años se pueda concebir sólo bajo el rótulo de una “década ganada”. La historia es dura aunque hagas las cosas bien. Si esto es así, volver es una gran consigna que activa la memoria del Pueblo Argentino, entendiendo por Pueblo la renovación de la memoria, entendiendo también que esa memoria sucede en el cántico o en la escucha del relato de una generación a otra… entendiendo también que en esos relatos mucho se pierde y mucho se reinventa.
En ese sentido está el papel de Cristina, su papel actual es determinante. Si la elección da un campanazo interesante, aún perdiendo dignamente, el papel de Cristina será el de trazar un horizonte de novedades sobre la base de una identidad antigua, incluso con el sacrificio de llamarse Unidad Ciudadana. Debemos tomar temas y revisar los propios para ver un tipo de retorno que pase por la propia mutación personal y colectiva.
¿Para qué vamos a volver? Debemos definir claramente qué cosas aspiramos en materia de Soberanía, cómo se traza una nueva dimensión de la Argentina, incluso territorialmente. La cuestión de los Pueblos anteriores a la existencia de la Argentina es muy importante. Creo que no es adecuado crear más Naciones pero sí creo que Argentina debe marchar hacia un tipo de gestión plurilingüistica como Bolivia (que no son las mismas condiciones, claro está). Por eso lo que dijo Hualas es interesante: “No quiero ser Argentino”. Es un tema de envergadura para él, pero para nosotros, como argentinos, también lo debe ser… es un punto de partida para analizar. Lo que dice Hualas, que parece desmesurado y terrible, pone en cuestión el modo en que el macrismo dice ser argentino. Todo ello hace a una antropología política que hay que tener en cuenta para pensar en un nuevo capítulo de la historia Argentina. Los doce años también fueron tiempos felices para mí, pero yo les diría a los macristas que no se confíen de su alegría.
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RAÚL ZAFFARONI / DARIO “Z” / JORGE COSCIA / RICARDO FORSTER
* Nota realizada antes de la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado en el río Chubut a metros de donde fuera la represión de Gendarmería.