300 DESPIDOS EN COMERCIO Y UNA EXCUSA: ‘ES LO QUE LA GENTE VOTÓ’

Hace dos semanas, corrían los rumores de que más de 600 trabajadores irían a ser despedidos en la secretaría de comercio. Las notificaciones, según alertaban Perfil y La Nación eran inminentes. Los directivos seguían sin dar la cara. Seguían sin asignar tareas. Las notificaciones no llegaban pero el clima era pesado.

Por Janis Medina.

Antes de ayer, el miércoles 3 de Marzo, los rumores eran más y empezaban a llegar los mensajes de whats app donde se comunicaba que estaban despidiendo a trabajadores. Corrimos a la oficina 26 del 9no piso. Julia, era el primer nombre. Estaba reunida con los directores. Cuando entramos en la oficina, Julia estaba en el fondo, hablando con sus compañeras. Decía que esto nos puede pasar a todos. Que nadie estaba exento de que le tocara y que cada uno sabía lo que había o no había dicho para salvarse.

Empezaban a llegar más trabajadores. Del quinto, del octavo y los que quedaban en la oficina contigua del 9no. Las autoridades, seguían acovachadas. Llaman a Ivon, y entra a la oficina. Le dicen lo mismo, estaba despedida.

Ivón sale llorando y detrás la van siguiendo  las autoridades. Fernando Blanco Muiño, director Nacional de Defensa del Consumidor, Lujan Lazo, responsable del programa de Consumo Protegido y Cristian Botana, de RRHH del ministerio de Producción.

Frente a todos los trabajadores que, espontáneamente, se habían atrincherado en la oficina 26 bancando a los compañeros que acababan de ser despedidos, Blanco Muiño, se paró  y dio unas palabras: Las reuniones que iban teniendo uno a uno con los trabajadores significaban “una notificación formal para evitar sorpresas”, que ello significaba un trato “más humano” y que implicaba un contacto directo “con ustedes”. De todas formas no era algo tan importante, porque ofreció evitarse el mal trago:  “si ustedes creen que esto no es necesario, lo obviamos, ya que si creen que es un momento tenso, se dan por notificados y no les sirve y les genera nervios adicional, me lo dicen”. Blanco Muiño era el presidente de la ONG Consumidores Argentinos, que la gestión de Guillermo Moreno había sacado del Registro Nacional de Consumidores por no haber podido justificar de dónde habían obtenido los millones de pesos necesarios para publicar avisos en los diarios y spots televisivos sobre el retiro de la publicidad de las ofertas de los supermercados en los grandes medios. Ese fue su trampolín a su actual puesto.

Volviendo a la oficina 26, una de las trabajadoras que aún no sabía que su nombre estaba escrito en el papel que Blanco Muiño tenía en la mano, se atrevió a responderle al funcionario: “Es necesario que nos pongan al tanto, que nos aclaren por qué nos están echando”.

Entre algunas sonrisas de costado que disparaba el mal llamado “licenciado” Muiño, el sindicato de ATE caracterizó la situación. El delegado le dijo que no se veía nada de humanidad en lo que se estaba haciendo, le pidió que blanqueara quien había mandado la orden de los despidos y enmarcó los hechos en “el desguace del Estado que vienen llevando a cabo desde el nuevo gobierno”. Casi sin ironía, el director marcó que ellos no habían recibido ninguna indicación de “desguazar el Estado” , que las dependencias estaban con sobre abundancia de recursos humanos y que había una cantidad de reclamos que el programa no había procesado.

Fue la nueva gestión la que impidió el procesamiento de reclamos. Hasta el mes de febrero las nuevas autoridades no habían sido designadas. La Secretaría de Comercio no tenía firmas para homologar acuerdos de los consumidores que denunciaban abusos y tampoco se podían firmar las multas de apercibimiento a las empresas por no acudir a audiencia de conciliación ante la denuncia de los consumidores. Ivon, una de las últimas trabajadoras despedidas, interrumpió a Fernando: “Entonces tenés que procurar que los trabajadores trabajen mejor, y no echar a la gente. Esas son dos cosas distintas”.

Luego, otra de las trabajadoras despedidas, se sumó a la interpelación directa diciendo que “mientras se despedía gente se archivaban reclamos. Entonces, el saldo es, gente despida del estado y encima consumidores sin derechos ya que no pueden denunciar a las empresas”.  Para esto, Blanco Muiño, argumentó que el programa de Consumo Protegido no se iba a eliminar, ya que es una ley nacional. “¿En este gobierno la ley es letra viva para ustedes, o es una ley que se deroga por decreto?”, preguntó Ivón. También le preguntaron quién sería la encargada de realizar las multas a las empresas, ya que la única persona que sabía hacerlas había quedado despedida. Y Fernando respondió que “hay muchos abogados en la secretaría que lo pueden hacer”.

El delegado de ATE insistió con el interrogante sobre de dónde provenía la decisión, las autoridades responsabilizaron al Secretario de Comercio, Miguel Braun, con quien “habían trabajado en conjunto, en equipo”.

Están interpretando que hay una supuesta confección de lista” (que terminaron leyendo al final de este episodio), intentó defenderse Cristian Botana, con un tono soberbio que lo caracteriza. Gritaba arriba de lo que decían los recientemente despedidos, y acusó a Ivón de “estar politizando un poco”. A los gritos, Julia pidió que le concediera la palabra. “Me acaban de despedir, y cuando hice la pregunta sobre cuál era el criterio, el Director Nacional de Defensa del Consumidor, me dijo ‘es lo que la gente votó’, ¿entonces quién politiza?”.

Botana hacía el gesto de palmas con las manos, argumentaba que la lista, antes negada, había sido confeccionada “según lo que ustedes dijeron en las entrevistas con RR.HH.” y luego, con el mismo gesto, habló de “solapamiento de actividades”.  Durante toda la charla, Blanco Muiño sostenía unos papeles. Una hoja escrita en word se llegaba a ver. Quienes estábamos junto a él, alcanzamos a leer los primeros renglones. El título hacía alusión a cómo comunicar un despido. Inmediatamente después, el párrafo iniciaba “el ánimo de un trabajador despedido es…”, y luego tras un punto seguido, se pedía “firmeza a la hora de comunicar la decisión”. Como un manual para despedir empleados (similar al que ya fue publicado, pero con más psicología).

Hacia el final de la charla que brindaron a los trabajadores, Botana, con las manos en los bolsillos nuevamente, le pidió el nombre a Matias Uller, de ATE y lo instruye:  “Matías, el concepto no es ‘despedidos’, sino que no hay renovación”. Las gargantas estallaron en un un no rotundo y alargado. Mientras pedía respeto con la mano que había sacado del bolsillo del pantalón continuó: “entre un despido y una no renovación hay una diferencia abismal”. Argumentó que los trabajadores estábamos avisados desde el decreto que establecía que todas las leyes marco desde el 2013 hasta la fecha serían renovadas por un periodo de tres meses y que “ese decreto era público y todos podíamos verlo, lo que nosotros estábamos haciendo era notificarlos”, aunque ese decreto no se cumplió en cientos de casos. Y luego el verdugo ocupó el lugar de la víctima: “No nos estigmaticen, de que armamos listas o que despedimos gente”.

A los tres minutos, el conjunto de empleados pidió que leyeran la lista que afirmaban y negaban tener de forma intermitente. Finalmente, antes de retirarse, leyeron los nombres de 38 trabajadores. 38 compañeros de trabajo que al otro día ya se quedaban sin trabajo y sin acceso al edificio público.

Las noticias llegaban desde todos los pisos. El 4to, el 5to y el 8tvo fueron los más afectados. La razzia continuó con 30 empleados más de Comercio Exterior y Call Center. Las respuestas, en todos los casos, eran iguales “no hay motivo ni criterio, solo te informamos”. Los trabajadores deambulaban entre llantos y abrazos por los pasillos. Mujeres embarazadas con los ojos desorbitados. Mujeres pensando qué irían a hacer, que tenían tres hijos que mantener. Tantos otros desolados y con los ojos rojos. Entre la furia, el dolor y el despido.

El conjunto mayor de trabajadores, con ATE, decidió en asamblea ir a pedir una reunión en el 2do piso, donde se acovachan las autoridades. Con bombos, banderas, y aplausos se cantaron canciones contra el ajuste y la lucha que los trabajadores debemos defender por nuestros puestos de trabajo. Hoy podría llevarse a cabo una reunión con el Jefe de Gabinete de la Secretaria.

Ayer a la mañana, el miércoles a las 9, los trabajadores despedidos y no despedidos se hicieron presentes en el edificio. Algunos se enteraron de que tenían restringido el acceso al edificio, aunque no habían sido parte de la lista dada a conocer el día anterior. Habían resultado despedidos pero no corrieron con la suerte de “ser notificados”. Entre la llegada de trabajadores de otras dependencias que se solidarizaban y se acercaban, entre banderas, volantes, bombos y mates se conocían las historias.

Mujeres embarazadas y pacientes oncológicos, personas con licencia psiquiátrica, se sumaban a la lista. Entre los rumores se conoció un caso desesperante. Hace un mes, una chica embarazada había sufrido un aborto espontáneo por el stress que se vivía. La sala médica de la Secretaría, su lugar de trabajo, no la quiso atender. Se tuvo que ir de urgencia del edificio. En conjunto con sus compañeros está encarando el litigio correspondiente ante el Estado.

Los despidos siguen. Por ahora son 300. Son masivos. Los consumidores con derechos vulnerados irán quedando sin atención. Hoy no habrá atención telefónica para los consumidores de quienes abusen las grandes empresas. La estrategia es la unidad. La alerta y movilización constante.